miércoles, 16 de octubre de 2013

Francesc Bailón

Francesc Bailón Trueba (Barcelona, 1968). Licenciado en Antropología Cultural por la Universitat de Barcelona. Desde 1997, que se dedica al estudio e investigación de la cultura inuit también conocida con el término despectivo de «esquimal». Hasta la fecha, ha realizado 17 expediciones al Ártico y ha viajado a más de 40 países. Profesor de las aulas de extensión universitaria para la gente mayor y conferenciante de temas vinculados con este pueblo. Desde 2006, también es guía cultural de viajes al Ártico. Autor de diversos artículos sobre los inuit y colaborador en algunos reportajes que han sido premiados, relacionados con el cambio climático en las regiones árticas. Es miembro de la Associació de Constructors d´iglús de Catalunya. En 2012 publica su primera obra Los poetas del Ártico. Historias de Groenlandia, donde nos relata sus experiencias vividas con el pueblo groenlandés. Actualmente está terminando su segundo libro Los inuit. Cazadores del Gran Norte, que será publicado por Guadalturia Ediciones en 2014.  


UN ORIGEN POÉTICO EN UN LUGAR TAN FRÍO COMO EL ÁRTICO

El título del libro Los poetas del Ártico. Historias de Groenlandia hace referencia a una práctica, ya prohibida de los inuit, conocida como tordlut o piseq, que consistía en solucionar los conflictos sociales existentes dentro de la comunidad (excepto el asesinato), a través de un duelo cantado. Este combate se realizaba entre dos contendientes que improvisaban canciones y versos satíricos, con un alto contenido poético y con los cuales se trataba de humillar al adversario. El vencedor era quien aguantaba mejor las burlas de su contrincante o el que hacía la mejor improvisación. A veces, el propio grupo era quien elegía al vencedor, teniendo en cuenta la originalidad de las baladas cantadas. Para los inuit era más importante restablecer la armonía que administrar justicia. El conocimiento de esta costumbre fue la que motivó que me dedicara al estudio e investigación del pueblo inuit, y a su vez, se convirtió en el objetivo principal de las expediciones que realicé a Groenlandia en los años 2002 y 2004 en las que se centra esta obra.


Un año después de la publicación de este libro, y mientras realizaba una expedición en trineo de perros acompañando a los cazadores Ammassalimmiut (grupo inuit de la costa este de Groenlandia), tuve la oportunidad de conocer en persona al último poeta del Ártico y chamán de Groenlandia: Anda Kuitse. El encuentro con este hombre supuso un punto y seguido a mi labor como antropólogo. Fue sin duda, el fruto de 17 años de trabajo, con muchas experiencias vividas y no todas ellas positivas. El año pasado, sin ir más lejos, alcance los -68º C de sensación térmica: el pensar en mi familia y el saber que luego podría explicar esta experiencia a mis lectores y alumnos, me hizo soportar más estoicamente unas condiciones que son realmente inhumanas; porque…




Si hay un lugar en el mundo donde la soledad se tiñe de blanco y el miedo es el espejo del frío viento, es sin duda el Ártico. Una región selectiva que prefiere a las gentes curtidas y prácticas, capaces de encontrar un soplo de vida en medio de un entorno hostil y cuyos límites son los que impone la propia mirada adiestrada de un pueblo que ha sobrevivido a lo largo de los años, en las condiciones más extremas del planeta. Los inuit, que pueden ser tan fríos y duros como lo es su tierra, constituyen un claro ejemplo de adaptación al medio sin alterarlo ni modificarlo, extrayendo de su ecosistema los recursos necesarios para la propia subsistencia. La minuciosa observación o el más pequeño detalle son básicos para una cultura que vive en las extensas tierras polares del norte, donde tan fácil parece la muerte como difícil la vida. Pero también el Ártico es un lugar donde uno se encuentra consigo mismo y con sus propios miedos. Y atravesar ese umbral, supuso para mí, abrir la puerta a un mundo que constituye uno de los últimos soplos humanidad que le quedan a este planeta.


Sin embargo, los inuit corren el peligro de perder su cultura tradicional, ya que es uno de los pueblos más afectados por la contaminación medioambiental y el calentamiento global que asolan a nuestro planeta. El deshielo humano en las regiones árticas es una realidad, y a través de estos «poetas del Ártico», espero haber puesto su voz a mis palabras, y de esta manera quizá seamos capaces de escuchar a este pueblo que tantas cosas nos tiene que enseñar, como nosotros aprender de él. Oír sus voces sería un primer paso; escucharlos, sería fantástico.




Por Francesc Bailón.