martes, 9 de julio de 2013

Luis Quiñones

Luis Quiñones Cervantes (Madrid, 1977), es licenciado en filología por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor de literatura en un IES de la capital. Desde hace once años compagina la escritura con la docencia. Bloguero desde 2007, reconstruye en su bitácora, Autobiografía por escribir, la memoria colectiva y la individual, mezclando el relato, la poesía y el artículo de opinión. En 2008, publica su primera novela, El retrato de Sophie Hoffman, narración que combina la autobiografía de un poeta ficticio de la Generación del 27 y la novela policiaca. Ha escrito también para diversos medios electrónicos e impresos,  y recientemente ha publicado su segunda novela, Los papeles de Madrid. En el siguiente artículo, su autor ha querido darnos algunas de las claves de su novela y de su forma de entender el propio género. 


LA REALIDAD Y LA HISTORIA COMO IMAGINARIO COLECTIVO

Los papeles de Madrid no es una novela histórica, ni tampoco es una novela policiaca, aunque lo parece. Si acaso es lo contrario si existiera este género: novela antipoliciaca y antihistórica. Y, sin embargo, tiene mucho de ambos subgéneros narrativos. En la novela, si se escribe con cuidado, todo puede caber y Los papeles de Madrid tiene los ingredientes pertinentes, pero el resultado quería que fuera diferente. De momento, aborda algunos de los problemas que me obsesionan, que siempre que escribo están presentes de algún u otro modo. Por un lado, la memoria, como ejercicio individual y colectivo. Por otro, las responsabilidades de cada cual en el transcurso de los acontecimientos históricos.



Desde el punto de vista formal, la novela aspira a ser un rompecabezas que el lector tiene que ir reconstruyendo. El detective de esta historia quería que fuese el propio lector, encargado de unir los pedazos, los fragmentos de vida que se van ofreciendo desde tres tiempos diferentes: el ejercicio es muy parecido al de mi anterior novela, jugar a un juego de apariencias que se van desvelando a lo largo del libro. El perseguidor pasará a ser el perseguido, el investigador pasará a ser el investigado. Y el asesinato, el crimen político o pasional, resuelto solo por el lector.

Que nada sea lo que en apariencia es forma parte también del proceso histórico en el que se desarrolla la novela (y de la vida). El marco es el Madrid asediado del 36, donde las sacas y el caos reinan después de que huya el Gobierno de la República a Valencia. Inevitable no escribir de Paracuellos del Jarama o de las checas de los partidos que tomaron el control de la capital. Pero había que escribir desde la misma literatura, escribir sin partidismos ni desviaciones ideológicas. ¿Difícil? A veces resultaba, pero solo había que dejar ante los ojos de los protagonistas dichos acontecimientos, que son tan moralmente reprochables como sus propias actitudes morales, y quizás las propias actitudes morales de todos los lectores. Al fin y al cabo, todos formábamos parte de aquello, y seguimos haciéndolo, por cuanto nuestro presente es el resultado de un largo proceso en el que nosotros también desempeñamos un papel como ciudadanos.

No quería huir, sin embargo, de la polémica. El relato de estos acontecimientos me interesaba por cuanto escasea la literatura, escrita desde el invisible bando objetivo, sobre un asunto tan espinoso. Dejar de mirarlo, no era fácil, porque sin quererlo los protagonistas se iban convirtiendo en responsables también de lo que los rodeaba. Y sus vidas, desde luego, como en la realidad, se verán afectadas por su propio pasado reciente.

En definitiva la historia y la vida se iban mezclando. Y la complejidad de la historia y de la vida están presentes también en la novela. Serán los muchos o pocos lectores que tenga el libro, los encargados de saber dónde empieza una y dónde termina la otra. Dónde la invención y dónde la realidad, si es que la realidad no forma parte también de un imaginario colectivo. 

Por Luis Quiñones


5 comentarios:

  1. Leí hace mucho tiempo una novela de este escritor. No recuerdo ni cómo llegó a mí, y me entusiasmó. Mucho tiempo después he visto que ha publicado otra novela, que sin duda leeré también. Descubro este libro a través de Abanico de Libros y me llena de alegría saber que sigue escribiendo. Su anterior novela, te envuelve en una atmósfera impresionante y la historia atrapa, es como muy poética pero sin embargo es una novela policíaca. Sin duda ésta estará mucho mejor. Juantxo

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  2. Estoy deseando que la novela llegue a mis manos, sumergirme en sus páginas y participar de esa memoria colectiva que compartimos todos.

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  3. Alucinante el libro. Me gustó mucho su anterior novela, pero esta creo que me gusta más. Un nuevo ejemplo de cómo el género de la novela policiaca puede revitalizarse y de como en España también hay buenos escritores de este tipo de novelas. No todos son americanos o ingleses o suecos. Por cierto, ¿alguien me puede explicar cómo me puedo dar de alta en el blog para que aparezca mi nombre? No sé cómo hacerlo.

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    1. Bajo el recuadro donde se estribe el comentario aparece una casilla con puntero hacia abajo. Pincha ahí y selecciona. O bien, ponlo al pie, o en la cabecera, de tu mismo comentario. Salud

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  4. Casi nunca me quedé satisfecho con los libros recomendados por los suplementos de diarios y programas de televisión, pero sí me atrevo a recomendar esta joyita de la literatura independiente que nos ofrece Luis Quiñones: porque se aprecia el atrevimiento del autor más allá de los cánones que exigen las editoriales comerciales, pues aquí la lectura no es fácil, aunque sí placentera, porque es exigente y cómplice con el lector de intrigas y amores truculentos. Con mi enhorabuena, Luis

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