Antonio J. Sánchez (Sevilla, 1971), sabe bien lo que es el oficio del poeta. Técnico en administración y
finanzas, actualmente reside en Madrid, donde trabaja como contable desde
2009. Suele decir, como Borges, que el acontecimiento fundamental de su vida ha
sido la biblioteca de su padre. Hay poemas suyos diseminados por revistas (Groenlandia,
Saigón, Aldaba, entre otras) y antologías (De la Voz Invisible, Versos para derribar Muros, Plumier de versos V, Verso Libro…).
Y se ha forjado fama de buen escritor, con premios que lo avalan:
Finalista en el Concurso de Relatos Al Pie de la Giralda 2002, Premio de Poesía
Saigón 2008, Accésit en el Certamen de Ensayo Alenarte 2009, Finalista en el
Certamen Plumier de Versos 2009.
También conoce bien lo difícil que es publicar, y sabe de primera mano cómo funciona el mercado editorial en el ámbito de la poesía. Ha publicado la plaquette Donde nadie oye
mi voz (Lautaro Edit., 2011), y los poemarios Balance de Situación
(Guadalturia, 2011) y Leyenda Urbana (Origami, 2012). Y como dice él, "como buen poeta,
le leo lo que he escrito a quien hay cerca siempre que tengo ocasión". También gestiona el blog Balance de Situación, del que ya somos seguidores. En esta ocasión nos brinda un artículo que gustoso nos ha cedido para publicar en nuestro blog y acercar a nuestros lectores su poesía y sus razones.
La
necesidad de las pequeñas editoriales
No nos
engañemos: la cultura necesita de los grandes eventos: una ópera en el Teatro
Real, una exposición en el Guggenheim, o la publicación de la última novela de
un Premio Nobel son elementos que ponen la actividad cultural en primer plano,
la dignifican y le dan relevancia mediática.
Pero, tanto
como esa “gran cultura”, es necesaria la cultura de base, la cultura de
trinchera; la del escritor, el artista, que hace su pequeña obra robando horas
al sueño, y la muestra de forma minoritaria, en bares, centros cívicos… Es
necesario que ese movimiento viral se mantenga, pues es lo que hace de la
cultura algo cotidiano, cercano, accesible. Y ese tejido de gente creativa y
reflexiva (un tejido cada vez más interconectado y organizado gracias a las
redes sociales) propicia el debate, fomenta la diversidad, genera ideas de las
que después se nutre la “cultura grande”.
Por eso son
tan importantes las pequeñas editoriales, que den entrada a voces nuevas, que
oxigenen el mundo del libro, y que ofrezcan una primera oportunidad a gente
desconocida, pero que tiene mucho que decir.
Muchos de
los grandes autores consagrados lo son gracias a que hubo un día en que una
pequeña editorial confió en ellos.
(por Antonio J. Sánchez, poeta)
Sintético y acertadísimo el post de este escritor. Nuestra sociedad necesita disidencias culturales. Las minorías y los minoritarios son imprescindibles.
ResponderEliminarFernando f. Jota.
Mejor no estaría en un ajeno repertorio... El tuyo por supuesto, ¡que grande son tus pensamientos¡Jamás olvidaré esto:
ResponderEliminarMuchos de los grandes autores consagrados lo son gracias a que hubo un día en que una pequeña editorial confió en ellos.
Magnífico post de un buen poeta que admiro.
ResponderEliminarEnmarcaste la "cultura de trinchera" en un magnífico cuadro. Tus palabras hacen más verdaderas las verdades.
ResponderEliminarDesde Lisboa, un saludo cordial y un abrazo afectuoso.